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Visitar Agullent: cuevas del Neolítico, gastronomía artesanal y templos medievales

31, mayo | Vall d'Albaida | Sin comentarios
Visitar Agullent: cuevas del Neolítico, gastronomía artesanal y templos medievales

Al pie de la sierra de Agullent, una de las últimas estribaciones de la sierra de Mariola, se encuentra el municipio que le da nombre a este sistema montañoso. La localidad de Agullent se sitúa en la parte centro-sur de la comarca de la Vall d’Albaida, y limita en la provincia de Valencia con Albaida, Ontinyent, Benissoda y Aielo de Malferit. A solo unos veinte minutos de la Finca Santa Elena, os está esperando un municipio lleno de encanto, de historia y rincones por descubrir. Además, la sierra con la que limita hace que sea un lugar muy rico paisajísticamente.

Como todos los pueblos de la Vall, Agullent también tiene una interesante historia marcada por el dominio de varias civilizaciones a lo largo de los siglos, lo que le hace poseer una idiosincrasia especial, resultado de las tradiciones de varias culturas diferentes. Empezando por el Neolítico, época de la que datan algunos restos encontrados en el término, como la cueva del barranco de la Maciana. Es uno de los lugares ideales para hacer una excursión e imaginar cómo se vivía en otras épocas. Sierra adentro, también se puede llegar por un camino a la fuente de la Maciana, en el mismo paraje, un lugar natural de recreo famoso por ser un sitio fantástico para realizar picnics o como paso hacia la exploración del paisaje.

Los restos encontrados de cerámica y alguna moneda de cobre de la época del Emperador Domiciano, hablan del asentamiento de las civilizaciones íbera y romana en Agullent. De hecho, se dice que la etimología del nombre de la población es de origen latino. Por su parte, de la dominación musulmana existen algunas referencias a una antigua torre defensiva, una alquería y una necrópolis, ya desaparecidas. Luego, como otras partes de Valencia, las tierras fueron conquistadas por Jaume I. En realidad, Agullent nació como pueblo Independiente en 1585, cuando Felipe II les otorgó el privilegio de desmembración jurídica para separarse de la Villa de Ontinyent –ya que estaban vinculados a ella-.

El núcleo urbano del municipio está marcado arquitectónicamente por la Edad Media, que es cuando se empezó a conformar, debido al asentamiento de población en torno a la iglesia de Sant Bartomeu y el Molí Fariner, datados de los siglos XIV al XV. Recomendamos visitar este templo, de exterior sobrio e interior renacentista y barroco. Además, el molino puede visitarse también como museo. Recientemente restaurado, este edificio del centro urbano de Agullent alberga una colección de objetos, infraestructuras y maquinaria que se utilizaban para moler los cereales y separar el grano. Si tenéis pensado dar un paseo por los alrededores del casco viejo de la localidad, no podéis perderos la visita a este museo.

Otros lugares que podéis visitar en el núcleo urbano del término es el Convento de San Jacinto, que data del siglo XVI al XVII y que está regentado por monjas de clausura. También la cava del Fornet de la Neu, resto del antiguo comercio de nieve, el ayuntamiento o el parque de la Font Jordana. Esta fuente de cinco caños cruza todo el centro histórico, y vale la pena visitarla, ya que data de tiempos de los primeros repobladores cristianos. De ella brota agua fresca y alrededor hay zona de juegos y es un lugar de recreo muy importante en la localidad. Además, desde la fuente encontramos senderos muchos de los cuales se adentran en la sierra y que invitan a seguirlos y pasear por sus parajes naturales. Tampoco se puede dejar de visitar las ermitas erigidas en honor a San Vicente Ferrer, patrón de la localidad al que se le tiene gran devoción: las ermitas Vella y Nova.

Y, por supuesto, no podéis partir de Agullent sin probar su gastronomía. Igual que en el resto de la Vall, destacan las recetas típicas de la cocina valenciana, pero con las particularidades de la localidad. Embutidos artesanales –sobrasada, morcilla de cebolla, de carne…-, la cazuela de arroz al horno, la olla con “pilotes” o puchero, el arroz de invierno, y muchos más platos, es lo que podréis degustar entre su variada oferta gastronómica. ¡Y no olvidéis probar las pastas típicas como postre!

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