El miércoles 14 de febrero será este año la fecha marcada para el Miércoles de Ceniza, que da comienzo al periodo de Cuaresma, el tiempo en el que los cristianos se preparan para la Pascua. Los cuarenta días de duración se deben a referencias bíblicas, simbolizando especialmente los cuarenta días de Jesús en el desierto, cuando fue tentado por el diablo. Aunque el número tiene más referencias: los cuarenta días del diluvio o los años del pueblo israelita en el desierto al ser liberados. Se trata esta de una etapa de purificación para los cristianos, de reflexión y meditación sobre el perdón y la penitencia.
Pero hay un tiempo para todo bajo el sol, y la Cuaresma va precedida por una fiesta que esperan los amantes de los festejos y del espectáculo durante todo el año: desde la Finca Santa Elena te invitamos a que asistas a los Carnavales de algunos de los pueblos de la Vall d’Albaida que celebran esta festividad desde hace mucho tiempo y con sus propias tradiciones. Como cada año, el Martes de Carnaval despide una época a lo grande y con mucha diversión.
Como sabemos, el protagonista del carnaval es siempre el disfraz. Hoy en día, y a pesar de que no es una celebración religiosa oficial, sí que va asociada indiscutiblemente con la tradición católica. Sin embargo, sabemos que las antiguas civilizaciones ya se vestían de manera diferente a la habitual para ciertos ritos religiosos o fiestas propias. Las fiestas paganas en honor al dios Baco, por ejemplo, hicieron que se extendiera este tipo de festejos por toda Europa.
La Iglesia fue la que, durante la Edad Media, propuso el abandono de la carne al entrar en Cuaresma, marcando los Carnavales como el último día para cometer travesuras antes del período de introspección y penitencia. Así ha llegado hasta nuestros días como una celebración para saltarse las normas por un día y hacer diabluras detrás del anonimato de un disfraz. En Venecia, por ejemplo, uno de los carnavales más bellos y conocidos del mundo, los disfraces consiguieron que la nobleza se mezclara con el pueblo llano. Y en todo el mundo, las máscaras y los disfraces consiguieron que la población pudiera, al menos una vez al año, hacer burla del poder político y religioso sin las consecuencias habituales. Era una época de liberación. Así, al final, el carnaval se ha quedado como fiesta popular, perteneciente a la ciudadanía.
Está claro que los imaginarios en torno a esta festividad son muy distintos entre sí, dependiendo de la zona del mundo. En toda la Vall d’Albaida, la tradición manda que se preparen cazuelas de arroz al horno y que cada grupo de familia y amigos las degusten en el campo, pasando un día más que agradable. En Otos y otros pueblos pequeños también celebran los carnavales. Sin embargo, de toda la Vall destacan los Carnavales de carácter popular de Bèlgida, a unos veinticinco minutos de la Finca, donde los vecinos hacen divertidas batallas de harina –la conocida como enfarinà- y también celebran la conocida Dansà ese fin de semana. Los desfiles de disfraces y la juerga nocturna también están aseguradas.
Nosotros ya estamos preparando la cazuela para el arroz al horno y buscando nuestro disfraz. Ahora es tu turno: elige un disfraz y anímate. ¡No te pierdas la diversión!
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